TEXTO: DARÍO ZALAPA
FOTOGRAFÍA: LEONARDO PALAFOX
En el centro de Morelia se encuentra el Bosque Cuauhtémoc, que con sus 441 años de historia es uno de los atractivos más eclécticos de la capital michoacana...
En ciudades de arquitectura colonial, es raro encontrarnos con centros históricos cuyas áreas verdes vayan más allá de plazas y jardines. Particularmente en la región Centro-Occidente de México, ciudades como San Luis Potosí, Zacatecas o Querétaro son ejemplos de espacios urbanos que, apremiando la presunción de sus edificios barrocos y neoclásicos, han relegado sus espacios boscosos a la periferia. Sin embargo, en el centro de Morelia se encuentra el Bosque Cuauhtémoc, que con sus 441 años de historia es uno de los atractivos más eclécticos de la capital michoacana.
Aunque fue fundado como el barrio indígena de San Pedro en 1580, el Bosque Cuauhtémoc iría encontrando su vocación como espacio de descanso y esparcimiento. Actualmente, alberga algunas oficinas de gobierno y el Hospital Infantil, pero también cuenta con dos museos, el de Historia Natural y el Alfredo Zalce, siendo este último el principal escaparate del arte contemporáneo producido en Michoacán.
Custodiado por las avenidas Acueducto y Ventura Puente, es de fácil acceso desde casi cualquier punto de la ciudad, y está rodeado de otros atractivos arquitectónicos imperdibles, como el mismo Acueducto, los jardines Morelos y Villalongín, la Calzada de San Diego, la avenida Madero y la fuente de las Tarascas. Esto significa que puedes dedicar la mañana a visitar estos sitios históricos, y culminar tu recorrido con un momento de relajación y descanso dentro del bosque.
Algunos de sus servicios permanentes son áreas de juegos infantiles y mecánicos, pistas de skate y BMX, una fuente de patos, y numerosos quioscos y puestos de comida, donde podrás probar el famoso gaspacho moreliano y las asediadas pizzas del bosque, ubicadas a un costado del quiosco principal. Su cercanía con numerosas facultades de la Universidad Michoacana lo convierte en un sitio de tránsito peatonal constante, en el que sin duda alguna podrás relajarte mientras lees, te ejercitas, convives con tu familia, o simplemente caminas por sus veredas.
Como última recomendación, ten cuidado con las ardillas: moradoras primigenias del Bosque
Cuauhtémoc, son capaces de robarte tu comida al menor descuido.
In cities with colonial architecture, it is rare to find historical centers with green spaces that move beyond plazas and gardens. Specifically, in the Central Western region of Mexico, cities such as San Luís Potosí, Zacatecas or Querétaro prioritize the ostentation of their baroque and neoclassical buil-dings, relegating forested areas to the city’s outskirts. However, in Morelia’s downtown, we find the Cuauhtémoc Park, which with 441 years of history is one of the most eclectic attractions in the Michoacán capital.
Although it was founded as an indigenous settlement in 1580, the Cuauhtémoc Park later found its vocation as an area for rest and leisure. Today, it is home to some government offices and the Children’s Hospital, but it also houses two museums: the Natural History Museum and the Alfredo Zalce Museum, an exhibition space for contemporary art created in Michoacán.
Flanked by the 'Acueducto' and 'Ventura Puente' avenues, it is easy to reach from almost any part of the city, and it is surrounded by must-see architectural attractions, including the Aqueduct itself, as well as the Morelos and Villalongín Gardens, the San Diego Calzada, Morelos Avenue and Las Tarascas Fountain. This means that you can spend the morning visiting these historic sites and finish off your tour with a moment of rest and relaxation inside the park.
Some of the park’s permanent services include play areas and rides for children, skate parks and BMX tracks, a duck fountain, and many pavilions and food stands, where you can try the famous Morelian gazpacho and the sought after ‘pizzas del bosque’, loca- ted just beside the main kiosk. Its proximity to several schools suscribed to Michoacan University provides constant pedestrian traffic, since you can absolutely relax while you read, exercise, spend some time with your family, or simply stroll down the paths.
One final recommendation: be careful with the squirrels, the original denizens of Cuauhtémoc Park, as they might pilfer your provisions at the slightest inattention.
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