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JAZZ EN MICHOACÁN

Breve historia del Jazz en Morelia, Michoacán

 

Por Hector Peña.

Cuando se piensa en la palabra “Jazz”, se le otorga un significado propio, puesto que no existe definición alguna que pueda generalizar o englobar el sentimiento para cada nota que emana de esos instrumentos creadores de vida, de sueños, de libertad. Lo cierto es que inmediatamente resalta en nuestro campo semántico la música de resistencia de los esclavos afroamericanos; una música con tintes africanos y europeos que logró convertirse en el género más comercial de la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, como bien lo mencionó el pianista Jelly Roll Morton, sin el toque latino no se hubiera gestado este género musical. Y partiendo de ahí, resulta que la vena musical mexicana y cubana que estuvo presente en aquel caldo de cultivo desarrollándose en la Nueva Orleans de finales del siglo XIX, conectó de forma indirecta a la ciudad de Morelia con la prehistoria del jazz.


Varios de los investigadores del jazz norteamericano, mencionan a una banda militar mexicana que influenció a los músicos de la Nueva Orleans del último cuarto del siglo XIX. La agrupación, que fue la banda favorita del entonces presidente Porfirio Díaz, llevaba el nombre de Banda del 8° Regimiento de Caballería, con la dirección de Encarnación Payén, quien también fue director de la Escuela de Artes y Oficios y profesor de música dentro del Colegio de San Nicolás, por lo que es muy probable que algunos músicos que conformaron la banda fueran jóvenes alumnos de ambas instituciones. En el año de 1884, Payén presentó a la banda en la Exposición Internacional del Azúcar y el Algodón, en Nueva Orleans, donde a través de la introducción de nuevos instrumentos musicales, de la destreza de sus músicos y de piezas musicales, como jarabes, valses y sones, lograron consolidarse como un referente musical de aquella época, convirtiéndose en los “niños mimados de Nueva Orleans”, como eran llamados por la prensa norteamericana al ser tratados como unos verdaderos rockstars. Los músicos iban y regresaban de los Estados Unidos a México, y algunos se quedaron a radicar allá, creando una hibridación musical que favoreció y alimentó el desarrollo de lo que años más tarde sería conocido como el género Jazz, resultado de la mescolanza y el intercambio cultural, que a su vez, se volvió perceptible dentro del mismo repertorio que ejecutaba la banda en nuestro territorio nacional, pues a las listas de música nacionalista que primaba en esos años, se sumaron otros géneros como el “Dixie”, junto con ritmos y melodías como el el ragtime, el cakewalk, el foxtrot y el shimmy. Así pues, las bandas militares fueron las primeras en ejecutar jazz, cuando el concepto como tal, aparece hasta los años 20 en territorio mexicano.




Alrededor de los 30’s el destino unió a dos personajes fundamentales en la historia del jazz moreliano y juntos esparcieron talento musical sobre nuestra bella ciudad de cantera rosada. Guillermo Gil y Salvador Próspero, se conocieron en la ETI (Escuela Técnica Industrial) de Morelia, y echaron a andar las primeras agrupaciones de jazz en la ciudad. Guillermo Gil trabajaba en el sector ferroviario y perteneció a una banda llamada “Jazzers Boys”, en la que el aún joven músico tocaba un instrumento parecido a una marimba o vibráfono. Una foto tomada en Tepuxtepec, Michoacán, en el año de 1928 que se convierte en la fotografía más longeva de una banda de jazz en el estado de Michoacán.



Una década más tarde, en 1939, Salvador Próspero decide crear su primer orquesta de baile llamada “Los Cachorros del Ritmo”, que aunque no llevaba el mote de jazz, sí ejecutaba todo lo que estaba de moda dentro de las big-bands norteamericanas, como piezas de Glen Miller y Benny Goodman. De esta agrupación surgieron dos de los grandes bateristas de la historia del jazz mexicano: Leo Acosta y Richard Lemus, instruidos en ese instrumento por Próspero y Guillermo Gil. En 1956 convencieron a este último, de formar el que sería el primer cuarteto de jazz en Morelia, el llamado “Conjunto de Jazz de Guillermo Gil” o “Cuarteto de Jazz Los Canarios”. La agrupación se presentaba en los bares más destacados de Morelia, y grabaron el primer disco de jazz en Michoacán, aproximadamente en 1966, con tres piezas que son estándares de jazz, además de “La Araña Tejedora”, una pieza original del saxofonista José Herrera, la primera grabación de una composición de jazz creada por un michoacano. El cuarteto de Gil prevaleció durante toda la década de los años 60; una década en donde se apreciaron cambios significativos en el desarrollo del jazz en nuestra ciudad, pues poco a poco fue saliendo de los bares y se extendió a los espacios públicos en donde podía ser consumido por todas las clases sociales, lo que llevó a la creación de nuevas agrupaciones y festivales que continuaron el rumbo del jazz hacia los años 70. En 1977, José (Pepe) Herrera formó el “Cuarteto de Jazz de la UMSNH”, y a la par del cuarteto, un “Septeto de Jazz de la Escuela Popular de Bellas Artes de la UMSNH”. Fueron éstas las bandas que se volvieron referencia y semillero para las aportaciones de nuevos músicos destacados, como Juan Alzate, Efrén Capiz, Carlos Cuín Herrera, Víctor (Tito) Próspero, Miguel Villicaña, Gerardo Cárdenas, entre otros más que nos han representado fabulosamente logrando llevar el jazz michoacano a varios lugares de Latinoamérica, los Estados Unidos y Europa, y siendo además colaboradores y puentes de conexión, para talentos internacionales con los que contamos en la ciudad de Morelia, gracias a proyectos como el Jazztival.




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